274180862 10160518798596318 3554556718334393128 nHace cuatro años que las microstories acuñaron formato en India. Empezaron con el baño de una madre y una hija en las playas de Goa seguida por la niña de pelo corto y sonrisa infinita que amenizó nuestro primer viaje en tren.

Hace unos días creí verla danzando descalza entre la multitud del templo, haciendo sonar los cascabeles de sus tobilleras. Con los ojos abnegados de lágrimas le ofrendé mi agradecimiento por la curiosidad, el atrevimiento y la alegría que ella depositó en mi.
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De visita al río Kaveri, uno de los ríos sagrados de india, nos encontramos a un señor que caminando por el centro del rio iba apartando todo tipo de objetos de su camino, ropa, bandejas de cartón, flores, monedas, collares, un pollo sin cabeza, un cepillo de dientes, cacharros de cocina, bolsas de plástico, camisetas, sábanas, mochilas, etc. Después de una fugaz decisión lanzaba los objetos a derecha o a izquierda en función de su particular criterio, volviendo todo de nuevo al sagrado rio.
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En el bus local un padre ofreció a sus dos hijos y su mujer una especie de fruta exquisita que devoraron con entusiasmo y cierta dificultad por los baches de la carretera. Tras finalizar la tarea de succionar con frenesí tal exquisito manjar el padre introdujo las cáscaras sobrantes en una bolsa y ordenó a su hijo mayor que abriera la ventana. Tras su negativa el padre lo apartó con fuerza y la bolsa salió disparada por la ventana del bus.
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La intensidad de la vida en India amenaza el formato de las microstories que comienzan a alargarse agradablemente. Quizás estén queriendo evolucionar y yo siga apegada a la nostalgia de los inicios. Hoy se celebra el primer festival del año, en honor a Surya, el dios del sol y se da la bienvenida a los días más largos. Es un día auspicioso y se preparan dulces pegajosos que se comparten para celebrar el estar juntos en paz y en alegría, a pesar de nuestras particulares diferencias.