La levantera

El insomnio sorprende de madrugada y aprovecho para jugar con el torrente de pensamientos despiertos como si fueran las piezas de un puzzle a construir. El silencio de la noche es roto por el viento que se cuela por el ventanuco de encima de la puerta. Otro día más de levantera.

El se acercó a la mesa sigilosamente, en sus manos portaba ramas de laurel de casi un metro de largo unidas por un cordel de yute. Pidiendo permiso por la interrupción nos ofreció su botín al precio irrisorio de euro y medio. Su mirada delataba la autenticidad de sus palabras. La naturaleza provee y él comparte. Ahora, ese laurel cuelga de una esquina en la cocina a modo de recordatorio. Aun rezuma bondad.

Las piezas del puzzle mental van encajando y las primeras luces del alba apuntan tras la desembocadura del rio. Los párpados arropan los ojos que caen hacia atrás y hacia dentro, el sonido de la respiración se alza ante el levante y el sol comienza su ascenso acompañado de una profunda inhalación. Tras un reposo en su punto más álgido el sol comienza a descender con una exhalación completa, lenta, muy lenta hasta exhibir el rayo verde anhelado. La luna le despide brillando intensamente y abriendo el portal de un nuevo ciclo que comienza con otra inhalación profunda.

Date un respiro consciente