274180862 10160518798596318 3554556718334393128 nEn el abrazo del árbol me sorprendió un pájaro blanco y gris de cabeza regordeta. Mientras sostenía mi mirada curiosa unas de las ramas envolvió con suavidad el pie izquierdo, le siguió el derecho y ascendió hasta la rodilla derecha, donde un ligero cosquilleo me desvió la mirada.

A la vuelta me encontré con el pavo de cuello amarillo y cabeza roja, mientras la rama seguía su ascenso por la rodilla izquierda hasta llegar a la cadera donde realizó un giro inesperado hundiendo las extremidades inferiores dentro del árbol. La rama zigzagueó por la columna vertebral erizando la piel a su paso. Continuó por el brazo derecho y cada uno de los dedos de la mano. Se deslizaba suave y emitía un ronroneo al llegar al final de cada extremidad. Saltó a los dedos de la mano izquierda y como si reptara por la piel alcanzó el hombro izquierdo. En el cuello ajustó la fuerza y la frente quedó adherida al tronco del árbol. El olor a corteza húmeda despertó la consciencia y observé cómo el cuerpo desaparecía por completo en el interior del arbol.
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Despertada ahora la esencia natural comenzó el viaje. En la parte más alta del árbol fui testigo de como la selva más antigua del mundo se encontraba con la gran barrera de coral. La catarata más alta saludó con su caída de agua a doscientos sesenta y nueve metros y las ballenas jorobadas con su espectáculo de saltos. Vislumbré dentro del mar de coral, ejércitos de medusas mortíferas a refugio del vinagre. Descubrí a un koala durmiendo la siesta en una de las ramas cercanas. Al deslizarme por el tronco me sorprendió su delicada corteza de papel y escribí un par de postales en ella. Descubrí las raíces externas del árbol utilizadas como respiradero y allí encontré un canguro que me invitó a saltar con él. Conocí a sus primos, los wallabies y también a las vacas colgantes. Visitamos el Daintree river donde los cocodrilos tomaban el sol en la orilla. Se citó con un cassowary pero le dio plantón. Me ofreció una hoja de licuada para protegerme de la lluvia tropical intempestiva. Saltamos por los manglares de varios parques naturales hasta llegar a la higuera sagrada donde un grupo de aborígenes celebraba un ritual alrededor del fuego. Uno de ellos separó una de las raíces del árbol y dijo, formas parte de la naturaleza, adelante. Un zumbido constante proveniente del didgeridoo me trajo de vuelta a la mat donde encontré un tótem aborigen en la mano izquierda.