Cuando abrí la puerta de mi habitación en casa de mis padres me asaltaron un regimiento de recuerdos infantiles, y una Nancy con traje de flamenca y un par de barriguitas me abrazaron fuerte..

En el armario se desarrolló una batalla campal entre la ropa oscura y la colorida que brincaba por salir de la mochila. Me abordaron los yoes de etapas pasadas que relegué con facilidad a la estantería del ayer. Con la ayuda de las costureras actualizamos las medidas y cortamos los patrones para dar nueva vida a las telas de este around the world. Será que volver es viajar con ese nuevo yo por las laberínticas callejuelas de lo familiar.
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Durante el mes en el sur lidié con eventos deportivos, comuniones, cumpleaños en parque de bolas y compromisos varios. El encaje no fluyó como imaginé y tras sortear los obstáculos del calendario me abracé al cariño de las amistades. Durante cinco días rodé con la floki y mi querida amiga Marita por la costa mediterránea esculpiendo al nuevo yo que fue recibido sin miedo y como fuente de inspiración. Viajamos lento, reímos mucho, conversamos profundo, comimos sabroso, celebramos todo, practicamos juntas, pintamos futuro y nos sostuvimos de forma amable y generosa. Será que volver es enfrentarte al yo que ya no es y brindar junto a tu granamiga con el nuevo.
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Aunque en mi forma externa mantengo el pelo corto, los mismos pendientes e incluso los mismos kilos, por dentro soy un universo expandido donde se acumula lo vivido en este año y medio. Imposible ser la misma que cuando inicié el viaje. A veces pellizco mi brazo para recordar que no fue un sueño del cual desperté, sino un sueño que realicé. Ahora lo desafiante apunta hacia ser fiel a nuestro estilo de vida y mantener al yo de la vida en movimiento motivado. Será que no se trate de volver, sino de seguir viajando recordando que estamos de paso, así que hagámoslo fácil, siempre.