274180862 10160518798596318 3554556718334393128 nAntes de abrir la puerta atorada del campo base coloqué la llave del buzón en su ranura e inspiré profundamente antes de proceder a su apertura. Recogí las cartas que cayeron al suelo y pude entrever el Kia Ora que llegó de Nueva Zelanda.

 En la planta de abajo las antiguas inquilinas tejieron una tela de araña con la forma de un Benvingut a casa. Abrimos puertas y ventanas en nuestro recorrido hasta el piso de arriba y solté la correspondencia en la mesa junto a la chimenea. Aireamos a Ganesha, despertamos al cuenco tibetano, prendimos velas e incienso y agradecimos la espera en este año y medio de ausencia.
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En los días siguientes vaciamos mochilas, rellenamos los armarios desiertos, preparamos dos bolsas para la charity, abrimos la honesty box del Albergue el beso, desalojamos las palomas okupas de las ventanas, desempolvamos los álbumes de fotos, destapamos las tisanas, remedios y especias indios, preparamos salmorejo de remolacha, granola crunchy con espirulina y veganesa, rescatamos la pequeña bolsa con recuerdos del viaje y descorchamos un hayedo ecológico para celebrar lo vivido en estos nueve años de amor y valentía.
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El trino de los pájaros me despertó al amanecer y con cierta pericia me alzaron con su vuelo para llevarme a la montaña cercana. Cientos de mariposas saludaron y recolecté un ramo de flores silvestres que adorné con romero, tomillo y menta fresca. Aspiré profundo su fragancia, extraje del bolsillo las postales y me bañé en sus memorias. Indonesia y el contentamiento del ser. Camboya y la reconfirmación del amor. India y los sueños cumplidos. Nepal y la resiliencia. Nueva Zelanda y el soltar. La Polinesia y el florecimiento. Australia y el dejar de buscar. Laos y su espejo mágico. Cala Felisa y la felicidad brotando en el silencio.