274180862 10160518798596318 3554556718334393128 nLa peregrina irlandesa se sentó a mi lado después del almuerzo. Aunque le costaba caminar me contó que nunca había sido tan feliz como ahora.

El peregrino danés se unió a la fiesta nocturna en la aldea con la intención de caer rendido al sueño. El italiano y la coreana estrenaron romance y despertaron al día siguiente bajo el fuego de la naturaleza. Se complicó la respiración y los peregrinos se desvanecieron tras el humo que cubrió a la madre tierra.
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Emilio y Emanuela llegaron en bus tras un largo trayecto desde Roma. Cenamos, paseamos y desayunamos juntos como una familia. Al día siguiente marcharon en taxi dejando plantada la semilla de las cenas comunitarias. Así la disfrutaron las peregrinas danesas, la canadiense que llegó a Santiago después de cincuenta y nueve días caminando y la pareja de San Francisco que se avergüenzan de su país. Todos elogiaron los sabores y la calidad de los platos que se preparan en la cocina.
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Paz llegó con su espiral del mar y una historia de amor en sincronía con la de los hospitaleros. Conversaron más allá del sunset y del tiempo de los relojes. Los vi plantar semillas de amor, compasión y fortaleza para sostener las dificultades del mundo que tanto duele hoy. A la pareja americana les escuché en la madrugada realizar una serie de ruidos desconocidos para mi. La peregrina brasileña hizo fotos de cada plato de la cena y desayunó junto al peregrino suizo que camina desde Zúrich para vivir el momento presente.
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Unos doscientos bomberos de la comunidad valenciana hicieron casa en la aldea para apoyar a los equipos de la zona en la extinción de los incendios. Venimos a devolver la ayuda que nos brindasteis con la Dana el año pasado, dijo uno de ellos. El camino se cerró durante unos días por precaución aunque llegaron peregrinos portando kilos de solidaridad en sus mochilas y sin saberlo, acompañaron a los hospitaleros a sostener las dificultades diarias. Así brotaron de nuevo las sonrisas aunque el verano ya no regresó.